Masdar: La paradoja de una ciudad ambientalmente perfecta
Los Emiratos Árabes Unidos, enclavados sobre un duro ecosistema desértico, se han transformado en una de las naciones más ricas de Asia gracias a su enormes recursos petroleros. Su ciudad más rimbombate, Dubái, ha triplicado su población en una década y desarrolla los más extravagantes proyectos de ingeniería y arquitectura del mundo a costa de un consumo excesivo de recursos y energía. Paradójicamente, a unos cuantos kilómetros, se proyecta actualmente lo que podría ser la primera ciudad 100% sustentable: Masdar.
Desde inicios del siglo XX múltiples urbanistas han intentado proyectar ciudades ideales: autosuficientes, compactas y ambientalmente correctas. Infelizmente la inmensa mayoría de las urbes actuales se caracterizan por una infame huella ecológica y su dependencia del exterior.
Como ejemplares intentos de urbanismo ambiental destacan las denominadas “Ciudades Jardín” que se desarrollaron en las periferias de Londres, en Reino Unido, intento emulado en América Latina por los brasileños en la concepción de su nueva capital: Brasilia (1956) y en México, con la proyección de Cuautitlán Izcalli (1971). Seguramente el atento lector no pensará que esta aglomeración urbana periférica a la Ciudad de México ostente un mínimo de planificación ambiental, pero sí, curiosamente fue pensada como una “ciudad jardín”. Obviamente fue un rotundo fracaso.
¿La Meca ambientalista?
Esta ciudad se abastecerá completamente de fuentes de energía renovables y tiene metas decero-carbono y cero-residuos, lo que la convierte en uno de los proyectos más ambiciosos del mundo contemporáneo. Las fuentes de energía serán principalmente solar, eólica y geotérmica. Además, se planea la construcción de la planta de energía de hidrógeno más grande del mundo.
El proyecto fue iniciado en 2006 con un costo de 22 mil millones de dólares y un tiempo estimado de construcción de 8 años. Masdar se construye sobre un área de aproximadamente 6 kilómetros cuadrados, localizada a30 Km. al este de Abu Dhabi y está diseñada para dar hogar a 50 mil personas y 1,500 empresas. El diseño está basado a semejanza de las ciudades amuralladas árabes. Las calles angostas y banquetas sombreadas reducirán la necesidad de aire acondicionado y crearán una atmósfera fresca a los peatones.
Asimismo, la ciudad empleará técnicas de reciclaje para no generar ningún residuo. El consumo de agua será muy reducido y ésta provendrá de agua de mar que pasará por una megaplanta solar de desalinización.
No más autos
La ciudad no tendrá la infraestructura para albergar automóviles particulares. El transporte que utilizará será un sistema de Tránsito Rápido de Personas y Materiales (MPRT por sus siglas en inglés) junto con otras formas de transporte público. El objetivo, además de cuidar la calidad del aire, es humanizar la ciudad al liberarla de la contaminación auditiva que producen los coches. Para lograr la meta de generación cero de carbono, se está desarrollando un proyecto de captura y almacenamiento del mismo.
La gran paradoja
Lo más curioso es que Masdar es el proyecto de un país petrolero que ostenta una ciudad de consumos excéntricos y poco ambientales como Dubái, donde actualmente se desarrollan cientos de islas artificiales, megaconstrucciones como el famoso Burj Khalifa de 828 metros de altura y pistas de ski bajo techo. En suma, los Emiratos Árabes Unidos tienen una de las huellas ecológicas más elevadas del mundo, por lo que resulta paradójico que pretendan ser pioneros en la construcción de una “comunidad ambiental.”
Cabe destacar que los materiales de construcción de esta “villa ecológica” no son precisamente aquellos que arrastran una huella ecológica más baja, como el adobe y demás materiales orgánicos, se trata de una villa High-Tech que no incentiva la simplicidad voluntaria, por el contrario, Masdar intenta demostrar que la tecnología es el camino a seguir para salvaguardar nuestros recursos, aunque se olvida mañosamente que, para desarrollar alta tecnología, se requiere, irremediablemente, explotar más los dones de la naturaleza.
Por todo lo anterior, las opiniones sobre Masdar y su posible impacto en el mundo resultan inconciliables. No obstante, podríamos decir que se trata de un experimento pequeño con innovaciones tecnológicas que pueden servir como parámetro sobre posibles soluciones a las ciudades actuales y las que están por venir. Por ahora ahí está el proyecto, en construcción, a la espera de ser funcional en los años venideros.
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¿Consumir más, nos hace más felices?
Los seres humanos, como parte del reino animal, somos heterótrofos, es decir, necesitamos alimentarnos de otros seres vivos para subsistir. Si vivimos en lugares fríos requerimos vestimenta y, probablemente, un hogar. En suma, son estos tres elementos “esenciales” los que, de cubrirse, podrían hacernos felices; sin embargo, la evolución cultural y un sofisticado bombardeo de mercadotecnia nos ha hecho dependientes a miles de productos que intentan cubrir un deseo siempre insaciable. Ante esta problemática, sirva la vida y reflexión del monje budista Matthieu Ricard para cuestionarnos aún más sobre la viciada y ambientalmente cuestionable vinculación entre la felicidad y el poder adquisitivo.
Matthieu Ricard nació en Francia en 1946, estudió ciencia en la prestigiada Universidad Pasteur y obtuvo un doctorado en genética molecular. Insatisfecho del mundo científico y de la vida en las ciudades, abandonó el confort y se dirigió a los Himalayas para centrarse en la espiritualidad del budismo tibetano. Desde los treinta años adoptó el celibato y toda la riqueza que ha atraído por la venta de sus libros y fotografías la ha destinado como donación a monasterios y niños huérfanos.
Exagerado o no, la simplicidad voluntaria de los monjes nos lleva al siguiente cuestionamiento:
Si un monje que pasa la mayor parte de su tiempo en la contemplación y que carece de bienes materiales es capaz de alcanzar la dicha absoluta, ¿no nos estaremos equivocando quienes seguimos centrando nuestros esfuerzos en un trabajo mejor, un coche más grande o una pareja más estupenda?
Reflexión del monje sobre el consumismo
Recientemente Matthieu Ricard prologó el libro “Reciclaje” del afamado fotógrafo y periodista suizo Didier Ruef, cuyo tema se centra en el alto precio ambiental que paga el planeta a costa del creciente anhelo materialista de la humanidad:
En su escrito, Ricard no apela a cuestiones religiosas, sino a estudios científicos que afirman:
El psicólogo norteamericano Tim Kasser y sus colegas en la Universidad de Rochester han demostrado, a través de estudios que abarcan dos décadas, y con una muestra representativa de la población, que los individuos que centran sus vida en la riqueza, la imagen, el estatus social y otros valores materialistas, promovidos por la sociedad de consumo, están menos satisfechos con sus vidas. Están más deprimidos y ansiosos, prefieren la competencia a la cooperación, contribuyen menos al interés público (ya que se centran principalmente en ellos mismos), y prestan poca atención a las cuestiones ambientales. Estos estudios sugieren que aquellos que más consumen, son los más indiferentes a la cantidad de residuos que se producen y a las consecuencias de este tipo de residuos en la calidad de vida de las poblaciones y el medio ambiente. También están menos interesados en las soluciones que requieren una visión general de los problemas y un espíritu de cooperación.”
Espero que este pequeño texto sirva para cuestionarnos sobre el viciado concepto de felicidad que hemos construido. La sociedad de consumo nos empuja a pensar que la plenitud se relaciona a una mayor abundancia material. Si así fuera, por consecuencia lógica los países más desarrollados tendrían que ser los más felices; pero, paradójicamente, encontramos que naciones opulentas como Dinamarca, Francia, Japón o Estados Unidos poseen tasas de suicidio mucho mayores que cualquier país latinoamericano.
La perspectiva budista defiende que al tener las necesidades básicas cubiertas, tenemos la libertad suficiente para el entretenimiento mental, a través del cual podemos llegar a una claridad cognitiva que terminará por liberarnos del veneno de las aflicciones como el enojo, el orgullo, los celos, el apego y la ignorancia; así podremos llegar al cultivo interno de la generosidad, paciencia, compasión y sabiduría. Por ello, aún cuando una persona tenga poco apego a lo material, si su mente está repleta de otras aflicciones mentales (como el odio o rechazo a los materislistas, por ejemplo) seguirá manteniendo la infelicidad. La felicidad genuina y no temporal, surge de una mente en balance, entrenada, lo cual requiere tiempo y dedicación. No sucede por arte de magia.
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Rinoceronte negro: extinción y esperanza
Hace pocos días se declaró extinto el rinoceronte negro del África Occidental; sin embargo aún existen pequeñas poblaciones en el África meridional que pueden evadir aquel fatal destino. Particularmente en Zimbabwe, el conservacionista Raoul Du Toit ha encabezado un proyecto que ha permitido mayor prosperidad económica y un mejor trato del medio ambiente en una basta región, hecho que le valió el Premio Goldman 2011.
Frente a la reducción de hábitats y la amenaza de caza furtiva, el rinoceronte negro de África, cuarto mayor mamífero de África, vive aparentemente un camino directo hacia extinción continental.
En el siglo XIX, se calcula que cerca de 3 millones de rinocerontes rondaban libres por las sabanas africanas, actualmente su población está en grave riesgo. Pocos día atrás fueron declarados extintos en Africa occidental, ahora sólo quedan pocos ejemplares en países del centro-sur y este del continente negro. Infelizmente la teoría de la escasez tiene su efecto, y ahora estos mamíferos son una gran atracción para turistas que simplemente desean verlos en libertad, pero también, desgraciadamente, para cazadores. Esta realidad ha hecho que conservar al rinoceronte resulte esencial para la economía de varios países en África. Sin embargo, en Zimbabwe, las luchas políticas erradicaron prácticamente el turismo, por lo que sólo un pequeño grupo de conservacionistas subsistió para defender al rinoceronte negro de la extinción.
Actualmente Zimbabwe ostenta la cuarta mayor población de rinocerontes en el mundo, con una serie intermitente de éxitos y fracasos en su esfuerzo de conservación. Después de la caza furtiva devastadora a finales de 1980, la consolidación estratégica de los esfuerzos de conservación logró aumentar la población de rinocerontes negro de Zimbabwe durante la década de 1990. Los rinocerontes fueron trasladados a zonas en el sur del país como especie bandera para la conversión de los ranchos de ganado en zonas de conservación de vida silvestre. Se establecieron contados proyectos de cría exitosos, principalmente promovidos por el sector privado.
Sin embargo, en el año 2000 la fortaleza del sector privado se derrumbó, ya que el gobierno de Robert Mugabe comenzó una política agraria radical que permitió la expansión de la agricultura de subsistencia en las zonas de conservación. Automáticamente se incrementó el número de rinocerontes sacrificados por cazadores furtivos por el comercio ilegal de sus cuernos, producto escaso y preciado en Asia pos su supuesto valor curativo. Por este motivo, la creciente presencia de asiáticos en el este de África ha acortado la cadena de suministro, permitiendo que exista una cuantiosa demanda cada vez más inmediata.
Raoul du Toit, símbolo de la conservación en África.
Raoul du Toit nació en Zimbabwe. Desde niño tuvo un especial amor por la naturaleza que le rodeaba y decidió estudiar los impactos ambientales de varios proyectos hidroeléctricos en el sur de África. Por azares del destino fue reclutado por una organización internacional que coordina la conservación de rinocerontes y elefantes en todo el continente. Desde su nuevo trabajo, du Toit vio cómo las poblaciones sanas de estas especies mejoraban la biodiversidad y el desarrollo de la vida silvestre en las zonas semiáridas de África; por tal motivo du Toit se dedicó a promover modelos innovadores de conservación pensados bajo la accidentada realidad política y económica de Zimbabwe.
En la actualidad, la población de rinocerontes negros en la región de Lowveld se ha estabilizado gracias a los esfuerzos que ha coordinado Du Toit. A pesar de la crisis que amenaza las poblaciones de rinocerontes en el sur de Zimbabwe desde 2000, en la actualidad hay aproximadamente 350 rinocerontes negros en la región.
La mayoría de estos rinocerontes viven en las tierras vinculadas con la FundaciónRhino Lowveld, establecida por du Toit en 2009 con el apoyo dela Fundación Rhino Internacional y otros donantes que buscan asegurar grandes extensiones de hábitat protegido. Estas áreas son ahora el hogar de aproximadamente el 80% de la población total de rinocerontes en Zimbabwe. Hoy en día, du Toit y su equipo trabajan alrededor de las grandes reservas estas reservas para controlar los rinocerontes, sanar sus lecciones, reforzar el frente a la caza furtiva y crear conciencia en la comunidad de la necesidad de conservar estos mamíferos. Asimismo, du Toit aboga a nivel internacional para la protección del rinoceronte y ha ayudado a reintroducir poblaciones de rinocerontes en Botswana y Zambia.
Para generar incentivos económicos para que las comunidades locales conserven a los rinocerontes, el Fideicomiso Lowveld está ayudando a las personas para adquirir pies de cría de rinoceronte en zonas de conservación adyacentes, por lo que la progenie de valor puede ser vendida a proyectos de repoblación en la región. Asimismo, gran parte de los ingresos va encaminado a educación en escuelas locales.
Autora: Marta Franciolli
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Mahatma Gandhi y su convicción ambientalista
Si Gandhi viviera, seguramente sería considerado un importante defensor del medio ambiente. Orgulloso de la tradición hindú, rechazó el capitalismo británico por considerarlo inhumano e insostenible; en su lugar promovió la simplicidad voluntaria, la autosuficiencia alimentaria y el respeto a la vida de los demás seres vivos.
Aunque Mohandas Gandhi es uno de los más destacados iconos del siglo XX, seguramente la mayoría de los mexicanos sólo lo relaciona como el nombre de una afamada librería. Aún así, es de suponer que cualquier universitario sabría identificarlo en fotografías que lo muestren con el singular aspecto que adoptó ya en su vejez, cuando lucía excesivamente delgado, con aquel discreto bigotito, ojos pequeños acompañados por unos enormes lentes circulares, sin calzado y luciendo una humilde ropa blanca que cubría sólo la mitad de su cuerpo. Esa imagen, muy suya, es el reflejo de la filosofía que él mismo pregonaba, una crítica en contra del estatus social y el consumismo banal que alimentaba sólo las divisiones y prejuicios entre los seres humanos. Durante su vida nunca se autoproclamó como un ecologista, no porque no lo fuera, sino porque simplemente no existía aquel adjetivo en su época.
Es importante resaltar una obviedad, el pensamiento de Gandhi estuvo influenciado por la ideología ancestral de la India, y en particular por la religión hinduista, de la cual su madre, Putlibai, fue una profunda devota. En aquella religión, probablemente una de las más antiguas del mundo, la vida no es vista como un hecho meramente individual, sino como parte integral de una totalidad o ley natural llamada Dharma, la cual está conectada a todo ser vivo en un ciclo interminable de vida, muerte y reencarnación conocido como Samsara. Interrumpir conscientemente dicho ciclo conlleva a repercusiones negativas en la vida cotidiana y mitiga las perspectivas futuras de una mejor reencarnación; por tal motivo, los hindúes respetan con mayor devoción la vida en todas sus representaciones, prohíben la matanza de animales y son mayoritariamente vegetarianos.
A lo largo de su vida, Gandhi fue muy estricto con su dieta basada en frutas, nueces y leche de cabra. Intentó dejar la leche, pero jamás lo consiguió; él mismo ordeñaba a su cabra diariamente, siempre con un trato digno y respetuoso. Con su estricta dieta lacto-vegetariana, gozó de buena salud y tuvo energía suficiente para soportar asombrosos ayunos de veintiún días. Gandhi llegó a considerar que la dieta cárnica contaminaba el cuerpo y liberaba un karma negativo al entorno. Hoy conocemos, gracias a los datos de la FAO (Organización para la Agricultura y Alimentación) que el exceso de ganado, ocasionado por el insaciable apetito humano, contribuye con el 18%de los gases de efecto invernadero, por lo que es una de las causas más importantes del calentamiento global, implica una altísima deforestación, invasión de ecosistemas y una ingente contaminación de agua.
Aunque Gandhi pasó a la historia como uno de los vegetarianos y defensores de los Derechos animales más emblemáticos, podríamos decir que su gran aportación al ambientalismo moderno fue la revolución de conciencia que promovió ante el consumo y la explotación natural que realizaban los británicos.
Después de ejercer la abogacía en África del Sur por más de dos décadas, Gandhivolvió a la India en 1915, con la clara proyección política de reivindicar a su pueblo ante el Imperio opresor. Desde su óptica, en desacuerdo con la petulancia británica, el ciudadano genuinamente interesado en la política y los asuntos públicos debía seguir una vida de ejemplar de sencillez y no pavonearse con su fortuna obtenida a costa del erario público. Por ello, el primer paso de Mahatma fue rechazar las elegantes vestimentas occidentales impuestas por Europa, las cuales eran asociadas como símbolos de riqueza y éxito. Aceptó vestirse como cualquier ciudadano humilde de la India, con un sencillo atuendo llamado khadi, el cual aprendió a tejer por sí mismo con ayuda de la charkha, una trueca de madera que se convirtió en el símbolo de laautosuficiencia, y que, con los años, pasó a ser el primer escudo nacional del movimiento independendista india.
La lógica del mundo moderno viciado de un discurso que ciegamente impulsa sin reparo el crecimiento, desarrollo y progreso, encontró en Gandhi uno de sus principales críticos hasta que en 1947 tres balazos la arrancaron la vida a una edad de 78 años. Al dejar el mundo de los vivos, multitudes de indios salieron a las calles de Nueva Delhi a despedir fervorosamente al padre de su incipiente nación, los más renombrados jefes de Estado expresaron sus condolencias por un líder que nunca se identificó con los estados socialistas ni capitalistas. Gandhi murió sin más propiedades que su propio atuendo. No ejerció ningún cargo político, pero de sus labios emanó una autoridad moral capaz de movilizar a millones de hombres. El Mahatma o alma grande, como lo llamó el exquisito poeta bengalí Rabindranath Tagore, será recordado por su inmarcesible espíritu pacifista, pero también como uno de los primeros ambientalistas del siglo XX.
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Chía, semilla de excelente nutrición
La chía es un excelente suplemento alimenticio para deportistas y personas que pasan sin comer largos periodos. En Mesoamérica formaba parte de la dieta básica y era consumida con agua como fuente de energía para recorrer largas distancias.
Antes de la invasión europea la chía, junto al frijol, el amaranto y el maíz, era una de las semillas más importantes de México. Básicamente estos cuatro alimentos contienen todos los nutrientes necesarios de una dieta balanceada, al incluir aminoácidos esenciales (proteína), todas las vitaminas, minerales, fibra y ácidos grasos esenciales: omega 3 y omega 6.
Con el arribo de los españoles, la utilización alimenticia de la chía se fue replegando como consecuencia de la introducción de nuevas semillas procedentes de Europa. Afortunadamente en esta última década, nuevamente se comenzó a popularizar su consumo y se redescubrieron muchas de sus cualidades. Coincidentemente, esta nueva aproximación a la chía empató con la afirmación científica nutricional que evidenciaba la trascendental importancia de de los llamados “aceites esenciales”, sobretodo el omega 3 y omega 6, los cuales deben ser consumidos de manera equilibrada.
Actualmente el ser humano consume por lo general una mayor cantidad de omega 6 que omega 3 debido a la ingente cantidad de alimentos procesados y a la preeminencia de productos de origen animal sobre los productos vegetales. Dicho desequilibro se manifiesta con síntomas de inflamación, tendencia a la osteoporosis y artritis. El omega 6 es el antecesor de los productos metabólicos que promueven la inflamación y el omega 3, al contrario, promueve los procesos antiinflamatorios. Ante tal escenario, es la chía con un 77% más de omega 3 sobre el omega 6, una perfecta aliada para restablecer el equilibrio y disminuir los procesos inflamatorios.
El omega 3 también es de gran importancia para el sistema nervioso y neuronal, ya que es el pilar de las membranas de sus células y proporciona un correcto funcionamiento. Asimismo, ayuda a disminuir la presión arterial, disminuye el colesterol LDL y triglicéridos, favorece la comunicación química de las neuronas, contribuye a la fluidez de la membrana neural y previene enfermedades psiquiátricas severas. Además, puede ayudar en la reducción en la sintomatología de las siguientes enfermedades: Enfermedad de Crohn, inflamación Intestinal, asma, colitis ulcerosa, artritis reumatoide, eczema, psoriasis, depresión, déficit de atención, desorden de hiperactividad, trastorno bipolar esquizofrenia
¿Te parece poco?
Si aún no logras convencerte de la gran importancia nutricional que tiene la chía, aquí te daremos unas cuantas razones más para su consumo.
La chía contiene un alto porcentaje de fibra suave (28%) que ayuda a mantener un tránsito gastrointestinal óptimo y ayuda a eliminar todas aquellas toxinas del intestino e hígado. La dieta actual es muy baja en fibra, alrededor de 10gr al día, ya que antiguamente el hombre consumía más de 50gr de fibra por día; este fenómeno de disminución genera los constantes estreñimiento, nos hace más propensos al cáncer de colon, a inflamación del abdomen y otras anomalías. Al consumir agua de chía diariamente, se aumenta el consumo de fibra dietética y se facilita el proceso digestivo.
La chía contiene más proteína (19-23%) que el trigo (13.7%), que el maíz (9.4%), que el arroz (6.5%), que la avena (16.9%) y que la cebada (12.5%). Además contiene todos los aminoácidos esenciales, por lo que es el perfecto complemento para cualquier dieta, más aún si se es vegetariano.
En Mesoamérica se utilizaba la chía para realizar largas caminatas, ya que proporcionaba energía e hidratación por su alto contenido de minerales; la chía contiene antioxidantes (como flavonoles y quercetina), vitaminas del complejo B, vitamina A, calcio, fósforo, potasio, zinc, boro, cobre, sodio, hierro y magnesio. Todo esto la convierte en un excelente suplemento para deportistas y también para personas que pasan sin comer largos periodos del día.
Así que ya lo sabes, si quieres tener mayor energía, vitalidad y mejorar tu nutrición, consume agua de chía diariamente junto a una dieta balanceada.
Por último les comparto la sencillísima receta: Primero se agrega una cucharada de chía a 2 litros de agua, después se agita continuamente por 5 minutos y se deja reposar por 2 horas. Se le agrega jugo de limón y también la cáscara previamente lavada. Lo ideal es consumir esta agua entre comidas.
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